Estos dos conceptos se entienden con un ejemplo. Algo bruto es algo sucio, algo que, para aprovecharlo hay que limpiarlo. Imagina que eres un minero y has encontrado un diamante. Ese diamante es un diamante "en bruto". Hay que tratarlo para que luego se pueda vender, ¿verdad? Pues ahora imagina que ese diamante es tu sueldo. Por eso, cuando tu jefe te diga que vas a cobrar X euros "en bruto" siempre vas a ver menos dinero en tu cuenta. Básicamente porque cada persona tiene implicaciones fiscales diferentes. Habrá trabajadores viudos, a cargo de personas con movilidad reducida, que tienen familia numerosa, que están casados, que están divorciados, etc. Dependiendo de la situación de cada uno se podrá obtener una cifra u otra. El empresario te explicará las bases de tu salario en términos "brutos" para homogeneizar la explicación. Pero ten claro, cuando te digan que "cobrarás 10€ la hora", seguramente acabarás cobrando menos. Esto no es culpa del empresario, ni mucho menos. Esto ocurre por el afán recaudatorio de Hacienda. Además, de esos 10€ que te pagan en bruto, a la empresa le cuestas 14€, esos 4€ también van a Hacienda. Ni el sueño del mejor ladrón.
En resumen, el salario bruto es el dinero que ganas antes de impuestos y el salario neto es aquello que realmente recibes, vamos, lo que te ingresarán en la cuenta del banco.